Buffets Libres ( Parte II)

Ya dentros, el precio era de unos 14 euros mas iva. Y pillamos 2 botellas de agua a razón de 2,75€. Al final nos salio por 17 € por barba, un precio bastante cómodo aunque encarecido por las botellas de agua.

En el momento que te sientas, sabes que puedes empezar a comer, el gran problema es el talento que maneja al "comedor", porque es muy difícil resistirse a todo lo que ves, y aun más difícil comer todo lo que ves. No nos vamos a negar, se comen una media de 4 o 5 platos, como poco. Además este que era japonés, te permite coger tu carne, tu pescado, tus gambas o tus setas para que te las fría el cocinero en directo en sus planchas y fogones. Y la verdad, es que el sabor es fantástico.

Pero claro, tu comes pero no comes en plan tranquilo. Hay mucho alboroto, mucha gente en las encimeras de la comida, es una comida compartida no nos olvidemos, muy estresante esperar para comer, somos animales, tienes unas ganas locas de comer. Pero las ganas disminuyen viendo a la gente coger con la mano, revolver la comidad con los utensilios, o peor aún estornudar o hablar escupiendo, ... una fuente de contaminación en tu comida.

Pero hay otro factor que jode mucho que es pensar que el rato que estas parado, el rato que no estas comiendo o en el momento que piensas que estas lleno que no estas amortizando lo que te cuesta, ..... un craso error porque seguro que con 3 platos, has amortizado pero no se ve así. Amoratizar es pagar por lo que has comido un precio que te consiga saciar tu apetito, haber disfrutado de los sabores y aromas, y no tener ningun problema estomacal más tarde.

Los resultados finales de un buffet libre, es que siempre dejas algo en el plato y siempre comes como poco 2 postres. Poder superar la fuerza que tiene un buffet libre sobre tu cabeza, es elemental para disfrutar y satisfacerse. Nosotros lo conseguimos pero caímos en comer un plato de más porque nos parecio cojonudo, pero en ese momento llegamos al culmen de la felicidad porque logramos el exito deseado en un buffet.

Y gente como Payo, no perdona nunca las patatas y los helados. Jl fue una persona más tranquila y más discreta a la hora de cenar, dejo su pitanza para otro momento más anónimo.