Si el otro día hablamos de la medida ecologista de mear en la ducha, (bastante cerda por cierto) hoy navegando por la red he visto una nueva ocurrencia: Las casas de mierda. No me refiero a casas en mal estado sino a casas construidas con excrementos.
Ayyy, que práctico y útil es preferir oír una buena mentira a tener que aceptar una verdad desagradable!.
ResponderEliminarSin lugar a dudas, si logramos admitir esas coyunturas, al menos tendremos la oportunidad aunque sea aflíctiva de poder enfrentarnos a ellas y seguro ya conseguiremos avanzar.
Desterremos instantáneamente el dicho: Ojos que no ven, corazón que no siente.