Ayer fui con unos compañeros de trabajo a ver una película a mi casa de Madrid. Todo parecía salir bien ya que antes fuimos a comer al Forster Hollywood y nos dimos un decente festín a base del menú diario que ahí ofrecían lleno de platos con abundantes calórias y de poca bebida con la que acompañar. Pero no es de ir a comer de lo que pretendía hablar en esta entrada sino de la película Hacia rutas salvajes que eligieron mis compañeros Pumuki cósmico y Trizziya basándose en las puntuaciones que en filmaffinity.com se habían hecho de este film, quizás con una Fe inmensa en que está película sería de nuestro agrado. ¡Craso error!.
Pumuki, Trizziya, Carlos y un servidor nos sentamos en torno a la antigua pero grande pantalla del salón de mi casa improvisando una larga trinchera juntando los dos sofás que hay en esa habitación, algo incómodos todo hay que decirlo, a mis compañeros no se les pasó por alto ese detalle tampoco.
La película narraba las aventuras de un chico de unos 22 años que esta descontento con el mundo porque sus padres se pelean y porque es un idealista de manual y como dicen en la película sigue unos dogmas en las vida tan estrictos como los de la más represiva religión. Digamos que no le gusta el materialismo, ni la sociedad...
Niñato, apuntate a una ONG o hazte misionero si quieres aportar algo al mundo en lugar de huir
Lo más gracioso de todo esto fue como poco a poco mis compañeros se iban convenciendo de que la película era un bodrio, yo lo tuve claro desde el principio de la película. Algún otro compañero más idealista le dio una oportunidad a este film y lo termino al anochecer en su casa porque en realidad no llegamos a terminar la película, la quitamos por aburrimiento y ahí se hizo un pequeño silencio, ¿nos había engañado Filmaffinity?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queda prohibido hacer SPAM, promociones o insultar a otros lectores (26/01/09)