Tras consultar con sus asesores de seguridad nacional, parece ser que George Bush ha ordenado a su Ejército que destruya antes que llegue a la tierra el satélite espía defectuoso de unas 9 toneladas que tiene un tamaño similiar al un mini-bus y viaja sin control hasta nuestro planeta.
Por lo visto la decisión que ha impulsado a destruir con un misil el satélite se ha tomado por el riesgo que suponen los 200 kg de carburante tóxico que carga el ingenio.
Esta historia comenzo en 2006 cuando se lanzo al espacio, pero pronto se perdio el contacto con el por lo que impica que no se quemó el combustible que cargaba llamado hydrazine.
El hydrazine es un combustible transparente, con un olor parecido al amoniaco y altamente tóxico solo por contacto. En caso que el satélite cayera en la Tierra, si el combustible no estallara en al atmósfera, se generaría un grave riesgo de contaminación.
Esperemos que nada nos caiga sobre nuestras cabezas, cada vez más succionadas y desprovistas de libertad.
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Queda prohibido hacer SPAM, promociones o insultar a otros lectores (26/01/09)